lunes, 17 de enero de 2011

M.

Pobre sombra chica, que su vida depende de enlazarla a otra simplemente, entre el guiar cual mirada desprendida con epigrama de bondad, en hacer de pasos ellos que sean los suyos, a cambio de mantener pensamientos por pensar, entre esta cesta y cesta, después de entregar sin malicia el metálico sustento a su pequeño acompañante, cuando todo mimbre es impregnado por tinieblas. Cuando estas desaparecen a causa de el que ella nombraba rayo de blanca esperanza, el que serviría para dar vida a nuestra pobre sombra vagabunda entre esta atípica muchedumbre que la mantenía en vida apacible a cualquier otra. Esta que solo se esforzaba en abrir los ojos para usarlos por él que no los alló en vida y conseguir que sus pisadas fuesen las suyas.

1 comentario: