miércoles, 17 de noviembre de 2010

Contornos danzantes.

Una burbuja de colo cobre prendión en mis manos y desveló los contornos danzantes de muros travados de lágrimas de humedad, techos caídos y puertas desvencijadas. Pero hasta la casa respiraba mil ruidos. Crujidos en la madrea, el roce del viento en las tajas del techo y mil y un repiqueteos en los muros, bajo el suelo, desplazandose tras las paredes. También aquiel par de mantes tiritantes frente a la chimenea, ajenas a las cálidades memorias que yo conservaba de ellas. La espera fue el óxido del alma
-tt-

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