domingo, 14 de noviembre de 2010

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No hay cosa peor que ayudar a alguien que no lo pide verdad? o eso dijeron sin piedad alguna.
Pero resultaba obvio que nunca pudiese abandonar sus más de quinientas páginas de historia cautivadora, leerlas y releerlas, se necesitaba tener incercia de ayuda sobre esas que se comportaban como si fuesen damas del suplicio, por ellas faltaban razones, y sobraban motivos para que el tiempo pintase las calles del mismo color como fotos borrosas, indescriptibles ellas, obras vivientes y ambiciosas capaces de conjugar los más varios estilos en cada una de su ser.Su sublime apunte histórico no perdía por ello un ápice de su poder de fascinación. Sin lugar a dudas un mágico y desbordante espectáculo de adicción producida por inquietante persficacia; definitivamente maravillosas ellas.

-tt-

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